¿Comprende Bitcoin una concepción de la naturaleza humana? I

bifaz

El bifaz como mundo pequeño.

¿Comprende Bitcoin una concepción de la naturaleza humana? Los componentes tecnológicos, jurídicos y económicos que Bitcoin despliega parece indicar que ha de haber una concepción de la naturaleza humana, y además esta concepción debe haber influido en la concepción de Bitcoin. Advertir cuáles son los presupuestos de esta concepción de la naturaleza humana no parece una tarea fácil, sin embargo, creo que el lugar adecuado para rastrear esta antropología (filosófica) que sustenta la creación de Bitcoin lo encontramos en los artículos de Craig Wright, al margen de la cuestión de si Craig Wright es Satoshi o no, de lo que no nos ocuparemos aquí. Satoshi es el nombre del que diseñó Bitcoin como un plan a llevar cabo, Craig Wright es el nombre de aquel que nos permite ver los fundamentos de ese plan.

Partiremos de un supuesto básico, Bitcoin es principalmente una máquina de visión, de visión inmediata y absoluta, todo lo inmediata y absoluta que puede ser esa visión según lo posibilite la tecnología. El otro supuesto básico es que el aprovechamiento de esa tecnología es el más óptimo posible para concebir esa máquina de visión. Pero se ha de entender que es la idea de visión la que define cómo usar la tecnología. Que Bitcoin sea una máquina de visión absoluta e inmediata, todo lo absoluto e inmediato que pueda ser, se lo debe a su estructura de mundo pequeño. La relación de conocimiento y visión está ya en Platón (República 508a y ss.), pero también está en Leibniz en la que cada realidad última es un grado de percepción y claridad que denomina mónada (Leibniz. Monadología).

La premisa es muy sencilla, solo se puede ver lo que está a la vista, y sólo se puede acordar que se ve lo mismo si dos están viendo la misma cosa, a la misma vez, en una suerte de sincronía. Todo lo que no sea esto implica confianza, y distorsión en el acuerdo. Bitcoin sustituye la fe, o creencia compartida (eso es lo que significa confianza), por la visión compartida, lo que en sentido estricto indica la palabra sinopsis (ver junto a). Esto es especialmente importante cuando la cantidad de información es abrumadora, como demuestra el desarrollo de lo que se ha denominado big data. Sin embargo, el presupuesto de Bitcoin es muy simple, que cada cosa que se haga en Bitcoin sea objeto de sinopsis. Sólo desde presupuestos criptográficos ha podido ser planteado rigurosamente esta cuestión, en la medida que esas acciones, transacciones por muy pequeñas que fueran debían de conservar su entidad, esta entidad de las transacciones es valiosa no para la criptografía misma sino para cualquiera que intercambia información que considera en mayor o menor grado valiosa. Por tanto, la criptografía ofrece una solución a un problema que no es criptográfico, pero que además esa solución copia, la forma en cómo el ser humano acuerda cosas concretas, indicando aquello que conjuntamente ven a la vez. El sentido de lo que ven es eso mismo que ven, no hay dobles sentidos, lo visto es lo que hay. Esta concepción del conocimiento es muy importante, porque el acuerdo entre dos que ven conjuntamente, es susceptible de integrar a cualquiera. A este respecto el concepto de transacción que maneja Ian Griggs es fundamental: La informática presenta conceptos como las transacciones , que se definen como unidades de trabajo que son atómicas , consistentes , aisladas y duraderas. (o ACID para abreviar) https://iang.org/papers/triple_entry.html. Es esta transacción, o acción en general, la que es objeto de sinopsis, de visión clara. A este respecto, algo tan lejano y extraño como la producción de un bifaz, hoy en día puede ser simulada, analizada, estudiada, y puede generar una cantidad de datos que aunque desconozcamos la “tecnología del bifaz” originaria, podemos reconstruir los procesos con la tecnología actual.

(Bifaz.pdf (95,1 KB) )

Fuente: http://www.diariodeatapuerca.net/Bifaz.pdf

Para explicar esto de manera más clara y sencilla y ver que constituye la naturaleza humana en su aspecto más fundamental, pondremos un ejemplo tan lejano como el ya de mencionado. Una herramienta como el bifaz puede valer como el modelo más sencillo de herramienta humana. Un bifaz, o un hendedor o raspador son herramientas que “registran” cualquier acción humana, los individuos que cuidan de esas herramientas no las pierden de vista, es un mundo tan pequeño que a nadie se le oculta lo que hace cada uno. Pero lo que hace humano a estas herramientas es que generan un tiempo y un espacio del que no disponen los animales. El mundo pequeño de sentido que dibujan estas herramientas están sometidas a una triple funcionalidad que es tanto espacial como temporal, constituyen tanto una topología como una lucha contra el tiempo. Pero además, cualquier problema concreto de producción de uso o de conservación se refleja en esas misma herramientas, el mundo pequeño constituye una totalidad que sin embargo no agota la realidad. La realidad es el afuera de ese mundo pequeño, los materiales para hacer las herramientas, las habilidades y descuidos de los individuos, los recursos naturales que han de someterse a esos instrumentos. Todo lo que puede ser pensado (en realidad todo lo que puede ser hecho) lo es gracias a ese mundo pequeño. La característica fundamental es que el consenso de toda la comunidad de la validez de ese mundo pequeño es que permite los acuerdos entre pares ya que en cada caso tienen delante aquello sobre lo que hay que acordar. El consenso es anterior a los instrumentos y generado por los acuerdos recurrentes, que operan en cada caso con la información nueva que aparece, materiales que hay que recoger para hacer herramientas, fallos en la fabricación, enseñanzas a los niños, el uso ante recursos para conseguir alimento o vestimenta. Este tipo de economía tan sencillo ha durado tanto como 2 millones de años, pero ya comprende lo que significa el conocimiento humano como una máquina de visión.

Estos instrumentos que podemos encontrar en cualquier museo ya supone la triple funcionalidad que todo mundo pequeño como generador de consenso y facilitador de acuerdos firmes presenta. Esta triple funcionalidad como decíamos es tanto espacial como temporal y selecciona ya desde el principio el tipo de agentes que las lleva a cabo, la comunidad es una, y aunque no puede decirse que hay división del trabajo como aparecerá en el Neolítico, si que hay una diferencia funcional.

La comunidad es una pero alberga una diferencia que se articula instrumentalmente, por un lado están los que ejecutan los planes, según los instrumentos que la comunidad posee, como vemos en el documental que conjetura sobre esta cuestión, https://youtu.be/n9HnFwChrZo?t=2722 el adulto pone a prueba constantemente la fiabilidad de sus instrumentos obteniendo los recursos necesarios, por otro lado están los niños y los ancianos, que representan las otras dos funciones de cualquier instrumento. El niño representa la función de relación con esos instrumentos, un bifaz para un niño es una piedra más o no, juega con ellos, las posibilidades no están establecidas, pero es el juego recurrente lo que obliga al anciano, por ejemplo, a indicarle el valor de uso de ese instrumento. Cualquier instrumento, por tanto, está estructurado por esas tres funciones, hay solo una comunidad pero tres funciones claramente establecidas, que son como ya decíamos las condiciones de cualquier espacio tiempo.

El niño juega con lo que se le ofrece, con el dato, que no respeta, que conjuga como le viene en gana, pero que ha de conocer su valor. El anciano se especializa, por así decir, en transmitir ese valor en mantener conectada a la comunidad, recordando la importancia que tiene acertar en las relaciones con las que juega el niño y el uso que el muestra. Esto es lo que cada vez pone a prueba con su trabajo y energía, el adulto que extrae tiempo e información de lo que está fuera. Lo que recoge del mundo exterior tiene que ser mostrado e incorporado a la comunidad, y aunque sea nuevo cada vez, mantiene una figura de reconocimiento que reporta gracias a ese mundo pequeño con el que lee, el afuera, la exterioridad.

Los instrumentos registran cada acción, es decir, son el soporte que permite reiterar claramente, cada gesto, cada gestión, y verla representada a modo de recordatorio en los instrumentos. La visión es como decíamos la fuente de conocimiento más fiable, la más verdadera. Se deduce de ello que una comunidad humana se puede entender a partir de un centro en torno a unos instrumentos que permite una comunicación inmediata, pero aún así, hay una especialización, diferenciación funcional porque este instrumento por muy simple que sea explica la relación más fundamental con el tiempo y el espacio, por otro lado, existe una frontera dónde ese centro se pone a prueba y exige un trabajo y una energía para sostener la comunidad. Que un mundo pequeño no se convierta en algo hediondo sólo es posible si a cada momento se pone a prueba con el exterior que lo dota de sentido. No hay sentido originario en un mundo pequeño sólo derivado de lo que es capaz de hacer cada vez, verdadera prueba de trabajo.
El niño representa el aquí y el antes, el anciano el allí y el después, el adulto el allá y el ahora. El adulto es el que de manera presente y recurrente debe extraer información de lo que está más allá de ese mundo pequeño lo pone a prueba, lo renueva, el anciano ocupa un lugar intermedio entre el aquí de los instrumentos a conservar y antes o anterioridad que todo instrumento representa y el allá y ahora del adulto, por tanto, el anciano especula con el después, y ocupa con su prudencia una zona intermedia el allí, lo que le permite valorar lo que ya tiene, posibilidades, con lo que en cada caso ocurre realmente. Sus acciones sus transacciones son conectivas, las del niño son relativas, y las del adulto recursivas. Niño, adulto y anciano son funciones del mundo pequeño.

Para concluir señalar la naturaleza especulativa del mundo pequeño (en este caso de Bitcoin), esa especulación es sobre valores, se especula con la estructura de datos de cada bloque, en la medida que envuelven valor, la comunidad de ese mundo pequeño debe examinarlo, al margen de que no sean los valores que primen para un individuo, una organización, concreta. En La Visión de Satoshi: El arte de Bitcoin, Craig afirma (la cita es un poco larga): “Los individuos (u organizaciones) que se ocupen de los nodos pueden escindirse en unidades más pequeñas fragmentadas, pero hacer eso tiene un coste. Recuerda, estamos ante una red de mundo pequeño, y cuantos más puntos de salida y entrada tenga que gestionar un nodo, mayor será el coste(porque pone en juego la máquina de visión). Tener puntos de salida y entrada en ubicaciones geográficas diseminadas puede que les dé beneficios a los nodos. Pero hay un coste al actuar como un conjunto de jugadores separados. Gracias a la naturaleza de mundo pequeño de Bitcoin, hay un incentivo a intentar atacar la red con un “Sybil” (de ahí la importancia de identificar los nodos no sólo como algo técnico, sino identificarlos en la medida que esos nodos consistentemente defiende esferas de valores a veces incompatibles con otros nodos también claramente identificados, no ha de olvidarse que estos valores no son internos al mundo pequeño sino que este se alimenta de cualquier transacción en firme, exterior al mundo pequeño). Bitcoin no es una prueba de trabajo de encontrar la solución de un bloque (que no deja de ser un hecho aislado, sometida a una prueba mayor, la consistencia de ese bloque perteneciente a un historial que representa ese minero) y asegurarse de que todos los demás tengan tu bloque sobre el que trabajar antes que nadie más descubra un bloque rival.

Como consecuencia, Bitcoin no va de ver quién es el primero en encontrar un bloque. Va de distribuir un bloque ya encontrado”

. Bitcoin reivindica la senectud.

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