¿Y si todo lo que sabías sobre Bitcoin fuera falso?

Ahora que la historia de Bitcoin comienza a aclararse en los tribunales, cuando el mundo poco a poco va despertando y descubriendo con cristalina evidencia la verdadera identidad de Satoshi Nakamoto, ¿cómo reaccionarías si te dijera que todo lo que nos habían contado sobre Bitcoin y la tecnología blockchain resulta que era, en su mayoría, mentira?

Anónimo, anarquista, resistente a la censura

Cuenta la leyenda que Bitcoin fue creado por un cypherpunk anónimo, de ideología criptoanarquista, que pergeñó una nueva forma de dinero con el objetivo de derrocar a bancos centrales y gobiernos. Un idílico cuento, tan verosímil como ficticio, que sin embargo muchos nos creímos durante algún tiempo. Más allá de la fantasía, lejos de su origen legendario, el primer documento no se publicó entre un grupo de cypherpunks, sino en una lista de correo sobre criptografía. Y, aunque uno de sus primeros usos fueran los mercados de drogas en la deep web, lo cierto es que Bitcoin se creó para funcionar dentro de la ley. De hecho, no hay peor pesadilla para un criminal que su transparencia pública y su trazabilidad.

Nos dijeron que «el código es ley», cuando la realidad ha demostrado que la ley se encuentra por encima de Bitcoin, y éste puede confiscarse por orden judicial. En consecuencia, se desmorona también el mito de que se trata de un dinero «resistente a la censura».

«Lo más importante que hay que entender es: la ley es la ley. El código (programas y algoritmos) en cualquier forma es simplemente evidencia. Bitcoin fue diseñado para trabajar dentro de un marco de derecho común».

Craig S. Wright

Reserva de valor

Cuando las élites, a través de Blockstream, se hicieron con el control del desarrollo en Bitcoin y estrangularon su verdadero potencial, comenzaron también a cambiar el discurso dominante. A partir de entonces, dejó de hablarse de «un sistema de dinero en efectivo electrónico entre pares», como reza su whitepaper o documento técnico, para referirse sin embargo a «oro digital», un modelo reservado sólo para ricos (quienes pudieran permitirse pagar sus elevadas comisiones), que sirviera como «reserva de valor», con el supuesto objetivo de conservar la riqueza en tiempos de crisis financiera. Pero lo cierto es que Bitcoin nunca fue creado con ese fin, sino como una forma de dinero en efectivo para realizar micropagos en Internet de manera rápida, simple y económica.

«Es increíblemente interesante que Bitcoin Core haya seguido el mantra del oro digital. Una parte de la historia del oro comprende numerosos episodios de confiscación por parte del gobierno, los señores de la guerra y muchos otros. Así pues, al consolidar las direcciones y mantener el tamaño del bloque pequeño, Bitcoin Core ha cumplido su promesa: están creando oro digital. Pero no están creando el valor del oro, ya que no es algo que la gente desee debido a la historia de su uso; están creando un sistema que tiene un valor incautable y que permitirá al gobierno tomar medidas drásticas contra el uso ilícito que hemos estado viendo».

Craig S. Wright

Escalabilidad

En consecuencia, BTC, la criptomoneda líder indiscutible por capitalización de mercado, hace tiempo que dejó de ser Bitcoin, concretamente desde que, el 23 de agosto de 2017, los desarrolladores implementaron en su protocolo la actualización conocida como Segregated Witness, o SegWit, un proceso por el cual se eliminaban los datos de la firma de las transacciones de Bitcoin, lo que permitía añadir un mayor número de operaciones en cada bloque. Esta implementación posibilitaba a su vez el desarrollo de segundas capas que funcionaran por encima de Bitcoin, algo que resultaba imprescindible para llevar a cabo los planes de Blockstream (empresa creadora de Liquid y Lightning Network). Desde entonces, muchos pasaron a nombrar a BTC con el apelativo de SegWitCoin, o también, CoreCoin.

Nos contaron que Bitcoin no podría escalar onchain, es decir, dentro de la cadena, y que había que mantener su pequeño tamaño de bloque (limitado a un sólo megabyte, una capacidad inferior a la de un disquete) para que todos los usuarios pudieran presumir de guardar en su casa una copia de la blockchain. Nos dijeron que, de ese modo, podrías ejecutar tu propio nodo completo, no minero, en una Raspberry Pi y así validar tus propias transacciones. Que con eso fortalecíamos la red. Nos aseguraron que Satoshi estaba equivocado cuando en su whitepaper ya preveía que Bitcoin acabaría siendo producido por enormes granjas de minería y que los usuarios únicamente necesitaban utilizar una verificación simple de pago (SPV) para asegurar sus transacciones.

Cuando se desató la fiebre de crypto en diciembre de 2017, coincidiendo con el máximo precio histórico de 20.000 dólares, la cadena sufrió una tremenda congestión, se dispararon las comisiones por transacción y quedó meridianamente patente que el proyecto no se encontraba preparado para que el mundo iniciara a gran escala su adopción. Había que solucionar, cuanto antes, el problema de la escalabilidad. Los bloques pequeños, que albergan como máximo 7 transacciones por segundo, resultaban claramente insuficientes para satisfacer una demanda creciente. Era el momento perfecto para que Blockstream defendiera la necesidad de que los usuarios recurrieran a su hijo predilecto: la red de micropagos Lightning Network, una solución de segunda capa que prometía resolver todos los problemas, pero que nunca ha llegado a arrancar con fluidez y se ha convertido en un parásito para la red, amén de padecer graves vulnerabilidades y fallos de seguridad. Por no hablar del engorro que supone para los usuarios tener que abrir y cerrar canales, y hacerlo además con el dinero por delante: demasiados intermediarios en un sistema p2p2p2p2p que, para colmo, no entiende nadie. En definitiva, un auténtico desastre, donde se pierden a su vez los registros, por lo que se diluye su poder como archivo inmutable.

«Bitcoin como propiedad indivisible es un problema para sistemas como Lightning Network. La razón de Segregated Witness, que he insinuado, proviene del hecho de que no se puede eliminar el valor de referencia base que se usa en una transacción de Lightning sin destruir todo el canal. También es por eso que hicieron de la maleabilidad un importante defecto de seguridad en Bitcoin. No lo es: la maleabilidad es sólo un fallo de seguridad en los canales de pago basados en Lightning, que nunca fueron parte de Bitcoin. Como ves, Lightning trata sobre la creación de un sistema que no se construye sobre tokens individuales, sino sobre saldos, porque reciben muy diferente trato por parte de la ley. Sin embargo, la red Lightning no puede funcionar sin los tokens de Bitcoin como base inicial. Aquí reside el mayor defecto del sistema. No hay forma en una blockchain de eliminar los derechos de propiedad asociados a Bitcoin. Cada bitcoin está compuesto por tokens indivisibles que, a su vez, presentan ciertas obligaciones legales».

Craig S. Wright

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