Velocidad monetaria y coste de oportunidad

La velocidad del dinero (también llamada o conocida velocidad de circulación del dinero) es el promedio de la frecuencia con la que una unidad de dinero se gasta en nuevos bienes y servicios producidos en el país en un período específico de tiempo. La velocidad tiene que ver con la cantidad de actividad económica asociada a una determinada oferta de dinero.

Si, por ejemplo, en una economía muy pequeña, un agricultor y un mecánico, con tan solo una oferta de dinero de $50, compran nuevos bienes y servicios entre sí en solo tres operaciones en el transcurso de un año,

El agricultor gasta $50 en la reparación del tractor.
El mecánico compra $40 de maíz del agricultor.
El mecánico gasta $10 en otros productos del granjero.

100 dólares cambiaron de manos en el transcurso de un año, a pesar de que solo hay $50 en esta pequeña economía. Ese nivel de 100 dólares es posible por cada dólar que se gasta en nuevos bienes y servicios, es decir, se creó $100 de gasto. Un promedio de dos veces al año, la velocidad es 2/año. Tenga en cuenta, si el agricultor compró un tractor usado o hizo un regalo al mecánico, esto no entra en el numerador de la velocidad, ya que la operación no sería parte del producto interior bruto de esta pequeña economía.

Pues bien, sabiendo esto, ¿cómo crees tú -el lector- que será la velocidad monetaria en bitcoin? ¿Alta o baja?

La velocidad monetaria en BTC es muy baja, por varios factores:

  • Narrativa que anima a los inversores a no mover sus monedas
  • Límite de 1MB en el tamaño del bloque, esto causa que no quepan muchas transacciones
  • Solución para la escalabilidad insostenible para los mineros mediante una segunda capa (Off-chain)
  • Derivados y staking (Stablecoins, APY% staking, futuros, etc)

Mientras que la velocidad monetaria en BSV es extremadamente alta.

  • Narrativa que anima a los inversores a usar sus monedas
  • Caben millones de transacciones en cada bloque
  • Solución sostenible para el negocio del minero en capa 1
  • NFTs, Đuros, el bot de telegram, DXS, Cryptofights, etc

Pero vayamos un paso más lejos y pensemos en qué podría pasar si, por ejemplo, un antiguo inversor de BTC decidiera invertir en BSV siguiendo sus malas prácticas de invertir para no hacer nada con sus monedas. Aquí llegamos al concepto de coste de oportunidad, que descubrí hace unos meses por casualidad comprando NFTs.

En economía, el coste de oportunidad designa el coste de la inversión de los recursos disponibles a costa de la mejor inversión alternativa disponible, o también el valor de la mejor opción no realizada . Se refiere a aquello de lo que un agente se priva o renuncia cuando hace una elección o toma una decisión.

En otras palabras, si ese inversor decide no usar sus monedas, está aceptando un coste de oportunidad extremadamente alto ya que piensa que no es la ocasión ideal para hacerlo. Mientras tanto, el inversor que sí pone en marcha sus monedas es altamente probable que acabe recibiendo una recompensa por ello.

Por ejemplo, sabiendo que cierta stablecoin iba a colapsar, un inversor de BTC no habría hecho nada. Habría comprado más monedas sin importarle demasiado (aceptando resignado) si el precio continúa bajando. En cambio, un auténtico usuario de bitcoin, usaría sus monedas acorde a sus intereses. En mi caso descubrí que los NFTs poseen propiedades que los hacen fácilmente transferibles, útiles y, por eso mismo, interesantes. Pensé profundamente en ello y sin temor a perder dinero, aposté a favor de la caida de la stablecoin. Acerté y mis sospechas se confirmaron. En ese momento lo vi claro. Es evidente.

El dinero sirve para una amplia variedad de cosas y todas ellas estaban ya contempladas en la versión 0.1 de bitcoin. Puedes recompensar a alguien por su trabajo (honorarle), puedes pagar por un producto y obtenerlo, puedes pagar por un servicio y usarlo, y por supuesto también puedes guardarlo esperando una mejor ocasión. Esta última opción es la que más aleja al usuario de la red, es también la menos interesante, la que genera menos valor, la menos útil y por lo tanto la menos premiada (nada).

De hecho, el sistema de transacciones en sí no tiene mucho valor. Lo que sí tiene valor es todo lo que se puede construir sobre él. Un satoshi en sí mismo no vale nada, pero un NFT, en cambio, sí puede tener valor. El valor en tal caso lo aporta la aplicación en torno al token, la comunidad en torno al arte. No es el arte en sí lo que contiene el valor, el valor se lo dan las personas.

Con esta pequeña reflexión ahora tengo claro lo que quiero hacer en este sistema y por qué. Solamente me interesa construir aplicaciones cuya velocidad monetaria y coste de oportunidad sean muy altos, y cuanto más lo sean mejor. 21 billones de satoshis dan para mucho más de lo que nosotros pensamos.

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