Por Craig Wright | 16 Abr 2020
Todo en la vida conlleva contrapartidas. Algo que poca gente entiende es la parte de comprender quién soy por mí mismo. Tengo Asperger o, como lo llaman ahora, trastorno del espectro autista (TEA). A diferencia de algunas personas, tengo suerte en el sentido de que puedo entrenarme a mí mismo. Te guste o no, puedo decir honestamente que poseo uno de los más altos coeficientes intelectuales que puedas encontrar. Está contrarrestado por un severo déficit en las habilidades sociales. Han mejorado, en los últimos treinta años, hasta llegar a donde están ahora. Dicho esto, incluso ahora, no coincido con las habilidades sociales del adolescente promedio. Me estoy acercando a la edad de 50 años.
En las últimas décadas, he llegado a comprender que la gente miente, que existe la deshonestidad. Todavía no entiendo que pueda ser útil. Veo el largo plazo, y le diré a las personas lo que veo que es verdad, incluso si las lastima y daña las relaciones. Creo, aun así, que, a largo plazo, es preferible el conocimiento. En otras palabras, nadie ha sido capaz de convencerme cuantitativamente todavía de que hay muchos escenarios en los que la mentira podría constituir la mejor opción.
Entiendo las consideraciones éticas en las que mentir para proteger la vida podría tener un beneficio. Por ejemplo, cuando un régimen totalitario o una autoridad injusta busca castigar indebidamente y posiblemente matar a una persona, entonces mentir, a modo de encubrimiento, sobre si viste a la persona que han capturado, podría suponer una mejor opción.
Por el contrario, muchos dicen que los sentimientos de una persona presentan una razón para decir lo que llamamos mentiras piadosas. Sigo sin estar de acuerdo. Si una persona te pregunta por su aspecto y tiene un aspecto terrible, decirle que tiene buen aspecto sólo hará que se burlen de ella y que no mejore su aspecto. No veo una razón válida para nada que no sea la honestidad absoluta. A corto plazo, mentir puede parecer la mejor opción e incluso mejorar ciertas relaciones sociales, pero tampoco ayudará a la persona a mejorar. Mentir no es algo que haga fácilmente o me salga bien, y mi comportamiento no es una muestra de engaño sino más bien algo normal para los individuos autistas. Soy brutalmente honesto, pero también increíblemente preciso. El uso literal de las palabras es importante para mí, lo cual no siempre se corresponde con el sentido contextual.
Soy mejor con el código que con las palabras… [1]
El problema con los idiomas es que la mayoría de la gente no es precisa. Usan palabras que tienen significados distintos a los que buscan referirse. No es que no puedan formar respuestas adecuadas o incluso preguntas, es que la mayoría de lo que decimos está contextualizado dentro del entorno. La gente asume mucho más de lo que debería.
Bitcoin es un predicado. Mucha gente lo asume erróneamente para presentar un resultado lógico binario, lo cual sería incorrecto. El script de Bitcoin, cuando se valida, puede ser verdadero, falso o sintácticamente inválido. Sólo los scripts o predicados que son sintácticamente correctos forman un resultado binario. Lo que la mayoría de la gente no entiende es que un script sintácticamente inválido puede ser analizado lógicamente. En algunos casos, puede ser posible que una indicación sea parcialmente correcta desde el punto de vista sintáctico. Existen muchas funciones ramificadas que pueden seguirse parcialmente, pero que pueden ser sintácticamente defectuosas en algunos casos. En otras palabras, las condiciones de entrada podrían hacer que una indicación que es sintácticamente inválida en una entrada regrese como una salida válida pero verdadera o falsa en otra.
Es una falacia lógica creer que un escenario sintácticamente incompleto debe ser necesariamente falso. La falacia existe en la dialéctica: en el debate y en los argumentos lógicos, es posible que una declaración verdadera resulte de un razonamiento falaz. Por ejemplo, un argumento que diga que el consumo de verduras sanas y frescas es bueno porque es popular resulta lógicamente inconsistente. Lo que puede ser correcto se argumenta incorrectamente a través de una afirmación de popularidad. Una apelación a la popularidad es comúnmente conocida como falacia ad populum. Validar un argumento por la popularidad de alguna solución es lógicamente falso. Pero el uso de una falacia en un argumento no invalida por sí mismo el resultado de la alegación asociada.
Así pues, no quería la atención que se produjo con la creación de Bitcoin. Nunca fue ni puede ser un sistema que funcione sin interacción humana. No es un sistema con bifurcaciones; para ser Bitcoin, debe tener un protocolo estable. Había buscado permanecer fuera del foco de atención. Soy el creador de Bitcoin, pero estoy lejos de ser el portavoz y promotor ideal, incluso de mi propia invención. Por mucho que lo intente, todavía no he podido superar muchos de los aspectos de mi personalidad que resultan del autismo. He pasado gran parte de mi vida tratando de superar aspectos de lo que la mayoría de la gente considera simple.
Desde mi infancia, he estudiado una variedad de artes marciales. Cuando era joven, era muy torpe y patoso. Las artes marciales que estudié me permitieron aprender y comprender mi propio cuerpo y movimiento, que para la mayoría de la gente sería algo que progresa de forma natural. Muy pocas personas necesitan supervisar conscientemente el movimiento de su propio cuerpo y aprender a controlar cómo caminan, cómo mueven sus brazos y cómo se quedan de pie desde un punto de vista consciente.
Realmente no importa si querías que el creador de Bitcoin fuera socialmente hábil o no. No lo seré nunca, y desear serlo no lo cambiará. Antes de que fuera secuestrado, estaba muy claro que Bitcoin sería un sistema de dinero enfocado principalmente a los micropagos. También estaba claro para mucha gente que el sistema actuaría dentro de la ley, y no era algo que pudiera actuar fuera de la ley [2].
El mismo asunto se debatió en el foro con bastante regularidad. Desafortunadamente, me ha llevado mucho tiempo llegar al punto en el que estamos hoy. Si hubiera sido capaz de ser el líder que era necesario, hace una década, lo habría sido. Entonces, nunca esperé que escorias y criminales como Ross Ulbricht intentaran, estúpidamente, usar la plataforma que creé de una manera que estuviera diseñada para facilitar el crimen. Un sistema de dinero en efectivo con un rastro de auditoría es la forma más estúpida de sistema de pago para un mercado de drogas ilícitas y la web oscura. Esas personas no son exactamente inteligentes.
No importa si quieres un carismático o incluso anarquista creador de Bitcoin. Debes vivir con la verdad, y, con el tiempo, vas a aprender a hacerlo. El simple hecho de la cuestión es que Bitcoin es un sistema construido sobre mi comprensión del mundo. Es un sistema predicado que sigue un conjunto de reglas, permitiendo un mundo que entiendo bien y que veo como más efectivo. Es un sistema que resulta increíblemente claro y sintácticamente capaz de ser enfocado. Uno en el que la identidad puede ser incorporada, mientras que también protege la privacidad. Es un sistema basado en reglas, que no augura nada bueno para el crimen y la actividad delictiva. Así que, te guste o no, el hecho es que Bitcoin está creado por un autista sabiondo con pocas habilidades sociales. No hay cura para el autismo; no es una enfermedad. Es algo con lo que se puede vivir. Puedes enterrar tu cabeza en la arena y decidir que no te gusta la verdad, pero la realidad es simple.
Notas
[1] Véase: https://satoshi.nakamotoinstitute.org/emails/cryptography/12/ (consultado el 9 de abril de 2020).
[2] Véase: https://web.archive.org/web/20110420062418/http://www.bitcoin.org/smf/index.php?topic=5979.0 (consultado el 9 de abril de 2020).
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Enlace al artículo original: https://craigwright.net/blog/bitcoin-blockchain-tech/as-an-autistic-savant/