Estabilizar las posesiones

Por @laurdimbre.

El artículo de Craig sobre claves y firmas viene a llamar la atención sobre lo que a mi modo de entender es el mejor hallazgo de Bitcoin, y que ha de entenderse como una intersección entre la antropología, el derecho y la economía, y apunta a como como representamos lo que poseemos, y no sólo poseemos bienes (vacas, por ejemplo), también poseemos habilidades que podemos ofrecer (ordeñar, por ejemplo). En un momento dado se hizo necesario la estabilización de las posesiones, cuando la posesión no podía ser asegurada sin dificultad. Una posesión segura requiere estabilidad y no sólo segura porque la puedas perder, o te la puedan robar, sino que tampoco es segura en el sentido que no se sabe con seguridad, ni el resto de individuos con los que uno convive, ni uno mismo que uno sea capaz de saber hacer algo y que sea útil. La habilidad que uno tenga en una sociedad con división del trabajo no es seguro que sea útil por sí misma, son otros los que la reconocen y pueden comunicarla. Por tanto, la estabilización de las posesiones es un factor económico de primer orden en sociedades dónde las posesiones necesitan seguridad, en sentido etimológico, es decir, aquello que necesita ser cuidado. Por tanto, seguridad aquí no es fuerza, es conocimiento. En una comunidad pequeña en la que todos hacen de todo, la seguridad está “garantizada” por el conjunto de esa comunidad, pero cuando empieza a aparecer división del trabajo, la comunidad general desaparece como garante inmediato de esa seguridad, del ganado se ocupa el ganadero, del campo el labrador y aparecen distintas formas de estabilizar la posesión, de la vacas, de la tierra y el grano, pero también del conocimiento de ganadero o agricultor. Por tanto, a medida que se hace más complejo y las diversas posesiones aumentan se hace más necesario la estabilización de las mismas (que no es otra cosa que la advertencia, la señal de que aquello necesita un cuidado, y que el que lo cuida se ocupa de su seguridad, y está en condiciones de reclamar tal posesión), y estabilizar es articular conocimiento, y es esta articulación lo que asegura las posesiones, por lo que la representación de esas posesiones se hace imprescindible. Es decir, se ha de ofrecer el conocimiento de lo que poseemos como bien, y de lo que poseemos como saber hacer, sólo si se articula este conocimiento es posible que la posesión se estabilice.

El conocimiento articulado es representación y comunicación. Esta articulación del conocimiento cumple dos objetivos, que son los objetivos de todo derecho la representación y la comunicación de los recursos que se asignan en una comunidad que no se encarga inmediatamente de estabilizar las posesiones. Es fácil ver que esa estabilización de las posesiones es lo que permite diferenciar lo público de lo privado, lo público son los signos que estabilizan la posesión, y lo privado es el ejercicio de poseer, y sólo desde el punto de vista de los signos públicos es posible asignar privativamente la propiedad, no sólo de un bien también de un técnica o una habilidad.

Desde este punto de vista a lo largo de la historia de la humanidad ha habido tres formas de estabilizar las posesiones. Esta estabilización ha permitido transferir la propiedad, y realizar promesas de manera efectiva. Por supuesto, que las tres formas no han podido ser coordinadas como Bitcoin permitiría hacerlo, hoy. En cada una de los modos de estabilizar la posesión prima una de las funciones del dinero.

Por ejemplo, el dinero como unidad de cuenta, está asociado a las primeras ciudades estado, en las que son posibles los intercambios porque es posible centralizar el registro de los mismos, lo que se desarrolla es en cierto modo un libro único de cuentas, que da cuenta de todo lo que ocurre en la sociedad. Este forma de estabilizar la posesión la podemos denominar posesión simbólica. Cualquier transacción es un lanzamiento, algo que es arrojado de A a B, eso significa boulé, en griego, pero el prefijo sym- significa que cualquier transacción señalada implica una comunidad que lleva las cuentas, y se ocupa de la estabilidad de las mismas. El apunte contable es el símbolo de la transacción, y alguien termina especializándose en dar cuenta de estos símbolos. Esta especialización supone el origen del gobierno, aunque la noción de símbolo como vemos en el ejemplo de Heródoto puede ser utilizada de manera privada, pero su máxima eficiencia está asociada al libro contable, a la transacción efectiva como unidad de cuenta, que cuenta de un lado y descuenta de otro, e indica el motivo de esa transacción. En este contexto las transacciones que se anotaban eran principalmente impuestos, es el gobierno central el más interesado en desarrollar el dinero como unidad de cuenta, es el que maneja más información y ha de hacerlo de la manera más eficiente posible desde la perspectiva de ese mismo gobierno, que no tiene porqué coincidir con la perspectiva de los gobernados. Para hacer pirámides se ha de ser eficiente con las cuentas (pagar salarios, adquirir recursos, planificar la obra en tiempo y espacio).

Sin embargo, la posesión simbólica es eficiente en ciudades estado y solo para sí misma, pero el intercambio entre ciudades ya sean estas independientes o formando un imperio hace imposible que el registro de las transacciones permita intercambios fluidos ya que no hay un libro sino dos, por lo menos. La aparición del uso de trozos de metal que pueden ser fácilmente intercambiados, porque pueden ser estandarizados en peso, permite una posesión que ya no llamamos simbólica, sino diabólica, diabólica en la medida que desborda la función del dinero como unidad de cuenta y desarrolla la función de depósito de valor, ya que estos trozos de metal que pueden ser más fácilmente intercambiados son susceptibles de conservar el valor (y no tanto en el tiempo que es la principal confusión de los que defienden el patrón oro, o los de btc, y es la manera de entender la crítica que hace Craig a los que defienden el dinero esgrimiendo una y otra vez la función de depósito de valor), sino en el espacio, y como trasladar en el espacio mercancías líquidas en la antigüedad requería tiempo el depósito de valor debe serlo también en el tiempo, pues en última instancia este valor lo tiene porque es líquido, puede efectivamente puede intercambiarse y hay modos de medir rápidamente lo que vale ese trozo de metal, y hacer un intercambio, pero la medición de lo que vale ese trozo de metal, no recae sobre el metal mismo, sino del patrón como unidad de cuenta. Los límites de esta posesión diabólica están en que hay situaciones dónde no es tan fácil hacer intercambios, ya que hay que asegurarse de efectivamente el valor, el peso, de esos trozos, y de si se ajustan a la verdadera medida que comparte la comunidad que usa ese patrón simbólico. Una comunidad con tendencia a disolverse. El origen de la palabra diablo proviene de la identificación de esta situación, son los trozos de metal dispuestos a viajar más allá de los límites de una comunidad, los que permite a los particulares relacionarse con cualquiera, ya que esas monedas estabilizan la posesión y permiten el intercambio lejos de los ojos de la comunidad que representa el gobierno. Esta situación es diabólica para aquel que controla y administra los símbolos de una sociedad. Lo que aporta efectividad no es el dinero sonante, sino la capacidad de ajustar las cuentas, esto y no otra cosa es lo que hace efectivo el dinero, es verdad que en mucha situaciones el dinero contante y sonante, las monedas en el bolsillo permiten liquidar efectivamente las cuentas que están abierta, pero que además señalar a las monedas como dinero efectivo tiene un componente psicológico importante, y es el de que este dinero al llamarlo efectivo parece que cuanto más se posee más capacidad de no tener deudas con nadie, no estar atado a ninguna comunidad, o dicho de otra manera, escapar a la vigilancia del gobierno. Lo malo no son las deudas, sino la posición de privilegio del que tiene los instrumentos para hacer efectivas esas deudas.

El trozo de moneda acuñada, como siguiente paso, no viene a estabilizar la posesión ni de manera simbólica, ni forma diabólica, intenta arbitrar un modo de sintetizar lo mejor de cada una y evitar lo peor, es decir, reconocer una comunidad más allá de las fronteras de una ciudad dónde se depositan los libros contables, pero reconociendo que ese más allá remite a un punto de referencia simbolizado por el cuño. Por tanto, las monedas acuñadas desarrollan lo que podemos denominar posesión metabólica, por un lado, en el bolsillo de un individuo pueden ir más allá de los límites de la comunidad, y con la efectiva rapidez del cuño que garantiza el peso adecuado, que no ha de ser sometido a evaluación en cada intercambio, y esto permite un mayor control por parte, eso sí, del que lo acuña. El concepto clave de la posesión metabólica es el de trazabilidad más allá de los límites físicos de la ciudad antigua, en la que los intercambios pueden ser complejos tan como podamos seguir las anotaciones de ese encadenamiento que llevemos a cabo, como líquidos en la medida que puede compensarse con unas monedas contantes y sonantes. El dinero como medio de intercambio puede verse como un evento puntual, pero los eventos más interesantes son aquellos que siendo eventos únicos comunican eventos más pequeños.

Ahora bien, desde la aparición de la moneda acuñada el desarrollo del dinero no ha ido encaminado a desarrollar la técnica para estabilizar la posesión simbólica o diabólica, sino que el verdadero desarrollo y que ha permitido mayor y mejor intercambio de información ha tenido que ver con la estabilización que ofrece la posesión metabólica, estabilización en el intercambio que puede ser trazado. La moneda acuñada es un primer paso, pero documentos denominados metabolos que se utilizaban para el comercio entre iberos y romanos sirven para trazar el intercambio, dando información de quién a quién va tal intercambio, si hay terceros implicados, ofreciendo información en unidades monetarias, y demás. El problema del metabolo es que es de plomo y un documento de este tipo es muy útil cuando da cuenta del prefijo meta- (después), es decir, a cada intercambio, es preciso que quede anotado el después de esa etapa. Probablemente, el documento metabólico que vino a dar cuenta de la potencia de la posesión metabólica fue la letra de cambio, en la medida que podía circular dando cuenta de varios intercambios. Para ello fue necesario el desarrollo de centros financieros coordinados, la obligación de representar claramente la información (frente a la hawala por ejemplo), y por supuesto, anotando en cada caso, como se compensa o liquida en unidades monetarias.

Bitcoin es posesión simbólica (ledger), posesión diabólica (satoshi), y posesión metabólica (la posibilidad de encadenar transacciones - metanet). Pero lo mejor de todo es que Bitcoin ofrece las ventajas de cada forma de estabilizar la posesión tanto de manera aislada, como combinada por pares, pero a su vez, y eso es lo que está por venir ofrece múltiples formas de combinar cada una de las maneras de estabilizar la posesión, para usos diferenciados de transferir la propiedad, y realizar, cumplir las promesas.

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Uno de los problemas de Bitcoin es el de cómo estabilizar el protocolo que ha de estabilizar todas las posesiones. La primera pregunta es ¿qué posesión ha de ser estabilizada en Bitcoin? La respuesta es el libro contable mayor, pero según se ha visto en el artículo, estos libros contables son el origen de las distintas técnicas de estabilizar la posesión, por tanto, el libro contable que ha de ser estabilizado no puede ser el instrumento para estabilizarse a sí mismo en una suerte de petición de principio. La solución que aporta Bitcoin y que señala Craig con la noción de mundo pequeño, es que la estabilidad, en tanto que signo recto, signo de permanencia, no puede venir de la naturaleza misma del signo recto, sino que es la acción humana con su esfuerzo la que mantiene, endereza, el signo recto, el libro contable. Dicho de otro modo el libro contable como representación no puede remitir a la representación misma para explicar la función de representación, es la acción la que exige esa representación. En este sentido la expresión grabado en piedra, suele entenderse, de manera errónea, como la piedra grabada, se distingue el libro contable por lo que hay grabado en él, pero esta no es la naturaleza del libro contable, si está grabado en piedra, es porque al igual que las primeras comunidades humanas, el bifaz era el instrumento (junto con otros, por supuesto), sobre el que recaía la acción humana, y la estabilidad del mismo no recae en el mismo instrumento, sino en las acciones de producción, conservación y uso. Estas son las funciones que hay que grabar en piedra, no confundirlas, y estas funciones son las que se señalan si se concibe la filosofía como teoría de lo que hacemos y no como teoría de lo que es, esta confunde representación y ejercicio, mientras que la primera no.

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si una persona quisiera ser Alejandro Magno, tendría que nacer en un mundo en que existieran grandes sistemas políticos estables. El mismo Alejandro, en los casos en que no se cumplía dicha condición, como por ejemplo en las fronteras de Escitia e India, se encontró con que la construcción de su imperio se convertía en una empresa complicada.

LA ARQUITECTURA DE LA COMPLEJIDAD:
LOS SISTEMAS JERÁRQUICOS

Capítulo tomado de: Herbert A. Simon, Las ciencias
de lo artificial, Pomares-UAM-C, 2006.

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